Todo el que escucha atentamente la ley de Dios, la obedece y cumple con los mandamientos. Será como lo dice este Salmo de David:
Salmo 1:3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
El árbol representa la vida del hombre. David hace referencia al hombre que teme a Dios con un hombre completamente bendecido, pero también las consecuencias de los malos. Podemos relacionar las palabras del profeta Jeremías y de David, profetizando juicio contra la nación de Judá por consecuencias del pecado, pero también promete las bendiciones para los que ponen plenamente su confianza en Dios.
Jeremías 17:7-8 RVR Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
El agua física simboliza bendición porque la necesitamos para vivir, sin ella moriremos. En lo espiritual, también necesitamos de agua de vida, agua verdadera, de la cual Jesús habló a la mujer samaritana en el evangelio segun san Juan capitulo 4. Él le dio a conocer que ella, más que agua física, necesitaba del agua de vida para ser saciada y la lleve a la vida eterna.
En el último día en la fiesta de los tabernáculos, Jesús dijo: en Juan 7:37b-38. Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. En ese evento, Jesús les recuerda las palabras de los profetas, y les revela su identidad, su divinidad haciéndoles entender que El es la fuente de vida, la fuente de bendición, que a través de El, podemos alcanzar las bendiciones de Dios.
Los ríos de agua viva que corren en nuestro interior que habló Jesús, se refiere al Espíritu que debemos recibir para experimentar la vida desbordante
Si nuestras vidas están cimentadas junto a esas corrientes de agua, ese desbordamiento correrá hacia otros, porque en tiempos de sequía, en tiempos de dificultades no hubo temor y cuando se ejercita la fe en momentos de dificultades, de lo más profundo de nuestro ser fluirá agua de vida para otros.
La fe no se ejercita en los mejores momentos sino en los momentos difíciles de nuestras vidas.
Las escrituras reveladas nos capacitan para ser de bendición a otros. De ese río de agua viva correra hacia otros con un mensaje sanador de Cristo. Pero tenemos que haber sido probados y recibido el consuelo de parte de Dios en esos tiempos de dolor, de prueba, de desiertos, en donde aprendemos más a depender del padre de misericordia. Como dice el Apóstol Pablo en 2 Corintios 1:3-4 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Adquirimos un don especial llenos de la gracia de Dios porque nos hemos dejado consolar por Él para ayudar a otros, nos convertimos en fuente de bendición para que el nombre de Dios sea glorificado y exaltado; esto fue lo que hizo José cuando fue llevado al palacio para que interpretara el sueño de faraón. Génesis 41:15-16 Entonces el faraón le dijo: —Anoche tuve un sueño, y nadie aquí puede decirme lo que significa; pero me enteré de que cuando tú oyes un sueño puedes interpretarlo. —No está en mis manos el poder para hacerlo—respondió José—, pero Dios puede decirle lo que su sueño significa y darle tranquilidad. José reconocía que el poder venía solo de Dios, siempre le dio la gloria y la honra a Dios aun con su obediencia por encima de sus sufrimientos y Dios, le hacía prosperar en todo. Tenemos que ser de permanente testimonio, reflejar a Cristo en todas nuestras acciones y así nuestra hoja no cae porque no se marchita.
Tal vez nos hemos preguntado: ¿Cómo puedo ser próspero en medio del dolor? José fue próspero como esclavo, fue próspero en la cárcel y fue próspero en el Palacio y tuvo que pasar muchos años de sufrimiento para poder bendecir a quienes lo vendieron como esclavo: sus propios hermanos.
Hay que entender que la persona próspera es aquella que no deja de dar fruto en tiempo de dolor, y en tiempo de dificultad.
Esta historia nos muestra la importancia y el propósito que tuvo el sufrimiento de José para preservar la vida; así como Cristo. Isaías 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Todo este sufrimiento de Jesús fue para preservarnos la vida y esa es la vida que desea darle a todo aquel que quiera recibirla: la vida eterna. Lo más hermoso del sufrimiento es que Dios siempre nos muestra su gran amor inagotable.
Dios te Bendiga.