Salmo 3: 1-5 Oh Jehová, ¡cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí. 2 Muchos dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. 3 Mas tú, Jehová eres escudo alrededor de mí; Mi gloria y el que levanta mi cabeza. 4 Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. 5 Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehova me sustentaba.
Algunas versiones titulan este salmo: oración matutina; quiere decir que es una oración de la mañana. Una oración de confianza en Dios proclamada desde lo más profundo del corazón de David cuando huyó de su hijo Absalón.
Este clamor inicia con una queja al ver David que los enemigos cada día se multiplicaban pero también es una oración que nace de la aflicción, del sufrimiento y de la injusticia por la que pasó el rey David cuando huía de sus enemigos liderados por su hijo Absalón quien dirigió lo que parecía ser una exitosa rebelión en contra de David, como lo revela 2 Samuel 15. Absalón poco a poco fue convenciendo al pueblo para que se opusieran a su padre el rey David, así tomaría el poder y muchos del pueblo de Israel se habían unido con Absalón. Parece ser que uno de los motivos por los cuales Absalón tomo este acto contra su padre fue por el dolor y el deseo de venganza por la violación de su hermana Tamar por su hermano Amnon.
David no pudo manejar este problema entre sus hijos ya que el fue advertido a través del profeta Natan, las consecuencias de su pecado como lo dice 2 Samuel 12:9-10 ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por tu esposa a su esposa, y a él mataste con la espada de los hijos de Amón.
10 Por lo cual ahora la espada jamás se apartará de tu casa; por cuanto me menospreciaste, y tomaste la esposa de Urías heteo para que fuese tu esposa.
Esta trágica historia de la familia de David hizo que muchos creyeran que ya no habría salvación para David pero el sabia a quien acudir en esos momentos de adversidad cuando muchos lo rechazaban y lo criticaban; él reconoció que Dios era su escudo, ya que David había experimentado la protección de Dios en momentos de peligro pero también fue cubierto con su gloria para levantar su cabeza de la vergüenza que lo invadía.
David expresa en esta oración que Dios respondió a su clamor desde su morada santa; y nos muestra la fe que se había formado a lo largo de los años en su relación con Dios. El tenía claro que no era en su fuerza sino en el Dios de Israel que ganaría sus batallas. Recordemos lo que le dijo David a Goliat cuando era tan solo un joven, enfrentó al gigante Goliat; esto lo podemos ver en 1 Samuel 17:45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
Todas las victorias de David se produjeron como resultado de su fe y por su constante fidelidad a Dios, esto le permitió experimentar en medio de la persecución la paz y dormir seguro como lo expresa en esta oración; Yo me acosté dormí y desperté, porque Jehova me sustentaba este es un verso en el que a muchos nos enseñaron desde muy niños y que le hemos enseñado a nuestros hijos pero una cosa es memorizar y otra es aplicarla como promesas de Dios. Tenemos también una promesa para recordar cuando llegue el temor a nuestras vidas: en el libros de Proverbios 3:24. Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato.
David, a pesar de las aflicciones y el peligro que se encontraba por un ejército desleal que le estaba persiguiendo para matarlo a él, se refugiaba en las promesas de Dios y al llegar la noche con vida, era un descanso y al llegar la mañana era una victoria por un nuevo día. El sabía que la mano poderosa y protectora de Dios estaba con él. Cuando nuestros pensamientos se alinean a los deseos de Dios y tenemos una amistad, una relación permanente como la tuvo David, podemos disfrutar de esa paz y ese descanso que solo él nos puede dar. Las emociones pueden desviarnos, pero la palabra de Dios permanece firme e inmutable. Descansemos en las promesas de Dios, echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros.
Dios te bendiga,
Alexandra