El Libro de Salmos es el libro más largo de la Biblia, con 150 salmos individuales. Tiene un carácter poético y profético; fueron escritos por David, Asaf, el rey Salomón, los hijos de Coré, Moisés, y otros que se mencionan y los desconocidos. El título hebreo de los Salmos es tehilim, que significa ‘’alabanzas.’’ Estos 150 salmos están divididos en cinco libros parecidos al pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio).
Clasificación de los libros:
I. Libro. Salmos 1-41
II. Libro. Salmos 42-72
III. Libro. Salmos 73-89
IV. Libro. Salmos 90-106
V. Libro. Salmos 107-150
Temas de cada libro de los salmos:
Libro I
Contiene los principios del hombre justo y el injusto, presenta al Mesías como el hijo de Dios, el hijo del hombre y la creación, parecido al Génesis del antiguo testamento.
Libro II
La liberación y la redención, en este libro se nombra a Dios como Elohim y en él se cantan los sufrimientos del justo y sus tribulaciones, quien clama a Dios para ser bendecido, parecido al éxodo.
Libro III
Muestra la misericordia de Dios a su pueblo elegido, la adoración y el santuario. Parecido a levítico.
Libro IV
Narra el reinado del hijo del hombre= El mesías, y la salvación del pueblo elegido Israel en el desierto. Parecido a números.
Libro V
Describe los designios de Dios para el pueblo hebreo y las alabanzas que Él merece por su inmensa misericordia hacia el hombre – Parecido a Deuteronomio.
Mensaje de Los Salmos
Este libro nos muestra la grandeza de Dios, el poder y su relación con el hombre, su justicia y misericordia. Es un libro de inspiración que nos lleva a anhelar y buscar más la presencia del Espíritu Santo y entender lo que es verdaderamente la adoración como un estilo de vida. Dios inspiró a estos salmistas para que reflejen todas las emociones profundas del corazón como son: miedos, tristeza, dudas, dolor, ansiedad, desánimo, angustia.
Este libro es apropiado cuando nos encontramos débiles en la fe y hemos dejado de buscar a Dios y su presencia, aun cuando no sabemos cómo orar o como dirigirnos a Dios. Aquí encontramos experiencias reflejadas de hombres de Dios que pasaron por persecución, fueron traicionados por personas que aún amaban, pero también encontramos hombres de Dios con llamados fuertes que le fallaron a Dios porque se dejaron llevar por sus debilidades.
En este libro profético encontramos a Jesús, el Cristo, y a través de estos salmistas él quiere transformar nuestras vidas, consolarnos en momentos de dolor, pero también nos anima que le busquemos y le alabemos en todo tiempo. En estos salmos encontramos himnos, poemas, súplicas, acción de gracias, alabanzas, cánticos, oraciones de intercesión y oraciones de confesión. Parte de estos salmos fueron usados en los servicios de adoración del antiguo Israel, algunos salmos tuvieron especial importancia en la iglesia primitiva; hasta el día de hoy son usados por creyentes y no creyentes, algunos versículos memorizados por niños y adultos ya que encontramos consuelo y sabiduría.
En este libro se expresa como un Dios justo que hace justicia en lo injusto, expresa amor, enojo, y compasión. Podemos ver a un Dios que nos llama a la obediencia, nos exhorta a vivir la vida en santidad y cuando estamos en caminos tenebrosos nos saca y coloca nuestros pies sobre roca y cántico nuevo coloca en nuestra boca, perdona nuestros pecados y nos provee una morada eterna. Este libro inicia en el salmo 1 con una descripción del hombre justo y el hombre pecador. En la mitad del libro de los salmos, el Salmo 75 es un cántico profético que inicia con una actitud de agradecimiento del salmista porque el Señor está cerca y vendrá el día del justo juicio de Dios para el impío quienes beberán del vino de la ira de Dios, como lo dice el libro de Apocalipsis 14:10. Este canto es una advertencia para el orgulloso que presumió de su poder, pero para el humilde de corazón es una promesa de esperanza.
Termina con el Salmo 150: un salmo de victoria, que nos prepara y nos reintegra por medio de la redención a una armonía celestial donde todos los redimidos unidos a una naturaleza redimida uniremos nuestras voces en una adoración y alabanza universal junto con toda la creación al único Dios creador y redentor. Solo Él es digno de recibir nuestra adoración y alabanza.